jueves, 11 de abril de 2013

Una Vida Distinta: Capitulo 4, Negocios

Lisa S.
Me quede sentada en la orilla de mi nueva cama, analizando lo que acababa de hacer. Siempre soñaba con ser libre y ahora que lo era, no sabía si era buena idea. Mis padres sentirían mucho dolor al notar mi ausencia, lo cierto es que nunca sabrían donde estaría. ¿Cómo le harían para buscarme si nadie me conoce? Era prácticamente imposible, pero sentía dolor ante esa situación.
Unos ligeros golpeteos en la puerta de la pequeña habitación captaron mi atención y note que alguien llamaba a la puerta.
—Adelante — Dije desprevenida.
—Soy Diego — Se asomo por la puerta y me vio sin expresión alguna —Solo venia a dejarte tu mochila. ¿Estás bien? — Sonó preocupado.
—No lo sé… — Respondí.
—Dime qué te pasa — Exigió
—No sé cómo afrontar todo esto ¿Sabes? Siempre soñé con ser libre, pero ahora que lo soy, se que causare dolor a mis padres. —
—Ellos causaron dolor a ti antes —
— ¿Qué quieres decir con eso? — Exigí saber
—Simple. Ellos te privaron de libertad y te causaron dolor durante muchos años. Ahora solo disfruta de lo que harás de ti — Dijo sin detenerse.
—Hare de mi una ladrona —
—Eso es solo para que puedas vivir aquí, y llevarte a otro país ¿Cómo lo sabes?— Me consoló
—Gracias — Sonreí — ¿Te dije que brillo por mi inteligencia? A veces no sé si mi padre me oculta por mi extrema inteligencia o porque de verdad corro peligro. —Mi voz sonó por primera vez divertida.
—Hmm —Se quedo serio y estático —Vaya, no te puedo ocultar mucho las cosas, pero es verdad a eso nos dedicamos —
—No cualquiera entra por mi ventana… eso es de hábiles. —
Pasamos varios segundos sin decir palabra hasta que quise averiguar más.
— ¿En qué trabaja Lisa?
—Trabaja para museos como rescatadora de joyas, pero es solo una careta para no levantar sospechas — Dijo sin expresión — ¿Sabes? No somos cualquier banda de ladronzuelos. Hacemos robos grandes a bancos y a museos con pinturas o cosas realmente de valor. Se necesita de mucha logística. A veces nos tardamos meses en planear el robo de algo en particular. — Soltó todo de prisa y supe a que me dedicaría pronto.
— ¿Por qué se irán a otro país? — Interrumpí.
—Nos vamos — Me corrigió — Porque la policía sospecha de nosotros. No pienso dejarte a la deriva. Como te dije te conozco bien y tengo la necesidad de protegerte.
— ¿Cómo le haremos para salir de aquí? —Dije ignorando totalmente su comentario que me dio una punzada en el estomago.
—Falsificación de documentos por supuesto —Tenia una voz hermosa que me comenzaba a gustar.
— ¿Tienes conocidos? —Espeté
—No, yo me encargo de eso—Se quedo en silencio—
— ¿Por qué estas en esto? —Quise saber
—Hace años Mark y Lisa me rescataron de morir en un asalto vulgar, así empezaron ellos, desde entonces trabajo para ellos — Quedo en silencio —Nunca me ha gustado del todo hacer esto, pero solo hay una forma de salir de este círculo…— Comprendí a que se refería. Pero entonces si yo entraba a su negocio me atacaría a las consecuencias de salir muerta cuando ya no quisiera estar aquí. Sin pedirme opinión ya estaba decidida mi participación —Yo no permitiré que entres a esto, cuando lleguemos a América tú te irás y comenzaras una nueva vida. Te lo prometo —
El sol se asomo por la pequeña ventana de la habitación, ambos lo contemplamos. Para mí no era el mismo amanecer, era algo nuevo, era como un despertar. Mi nueva vida estaba a punto de comenzar, como si fuera a nacer.
—Es hora de dormir… debes descansar —Dijo señalándome la cama. Yo asentí mientras el salía por la puerta. Pronto me sumí en un sueño profundo sin pesadillas.

Durante el resto del día pensé las últimas palabras de Diego. ¿Por qué me ayudaba? ¿Por qué me protegía? Escuche ruidos haya afuera, era Diego batallando con su motocicleta.
—Hola ¿Cómo te fue? — Salude a Diego desde el sillón donde descansaba.
—Bien. Traje pizza para cenar, espero que no tarden o la devorare toda —El respondió mientras cruzaba la puerta.
—Huele bien — me estire para tomar una rebanada.
—Ya tengo tus documentos. Así que estamos listos para irnos —Dijo con la boca llena.
—Perfecto. ¿Cuándo nos vamos? —
—Mañana — Respondió fríamente. No esperaba que tan pronto nos fuéramos. Llegaron Mark y Lisa, distantes. Comenzaron a hacer maletas sin dirigirme una palabra. El ambiente era demasiado denso yo solo quería encontrar la razón más estúpida para salir de la sala y adentrarme a la que hoy en día era mi habitación. Cuando por fin encontré la excusa, Lisa me detuvo con la mano.
—Debemos hablar —Dijo mirándome a los ojos. Yo sentí pavor.
— ¿De qué? —Dije esperando mi voz temblorosa, pero al contrario mi voz sonó mas firme que nunca. Eso me gusto.
—No pienses que vivir con nosotros es gratis, en cuanto lleguemos a América tú nos ayudaras al negocio familiar. Se nota que eres inteligente así que ni pienses en escapar, porque terminaras muerta. ¿Entendido? —Me amenazo mientras me apuntaba con la punta del dedo.
—No será así… —Respondí aun más con valor.
—Bueno ¡basta! No queremos peleas ¿Verdad? —Intervino Mark. Yo negué con la cabeza y me dirigí a la recamara asignada.
—Te quiero despierta a primera hora, no quiero que nos retrases —Me grito Lisa mientras yo subía las escaleras. Estaba llena de coraje y tenía tantas ganas de llorar que en cuanto cruce la puerta de la habitación mi llanto exploto. Me enterré entre las sabanas y llore hasta quedarme totalmente dormida.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario