Lisa S. |
Me
quede sentada en la orilla de mi nueva cama, analizando lo que acababa de
hacer. Siempre soñaba con ser libre y ahora que lo era, no sabía si era buena
idea. Mis padres sentirían mucho dolor al notar mi ausencia, lo cierto es que
nunca sabrían donde estaría. ¿Cómo le harían para buscarme si nadie me conoce?
Era prácticamente imposible, pero sentía dolor ante esa situación.
Unos
ligeros golpeteos en la puerta de la pequeña habitación captaron mi atención y
note que alguien llamaba a la puerta.
—Adelante
— Dije desprevenida.
—Soy
Diego — Se asomo por la puerta y me vio sin expresión alguna —Solo venia a
dejarte tu mochila. ¿Estás bien? — Sonó preocupado.
—No lo
sé… — Respondí.
—Dime
qué te pasa — Exigió
—No sé
cómo afrontar todo esto ¿Sabes? Siempre soñé con ser libre, pero ahora que lo
soy, se que causare dolor a mis padres. —
—Ellos
causaron dolor a ti antes —
— ¿Qué
quieres decir con eso? — Exigí saber
—Simple.
Ellos te privaron de libertad y te causaron dolor durante muchos años. Ahora
solo disfruta de lo que harás de ti — Dijo sin detenerse.
—Hare
de mi una ladrona —
—Eso es
solo para que puedas vivir aquí, y llevarte a otro país ¿Cómo lo sabes?— Me
consoló
—Gracias
— Sonreí — ¿Te dije que brillo por mi inteligencia? A veces no sé si mi padre
me oculta por mi extrema inteligencia o porque de verdad corro peligro. —Mi voz
sonó por primera vez divertida.
—Hmm —Se
quedo serio y estático —Vaya, no te puedo ocultar mucho las cosas, pero es
verdad a eso nos dedicamos —
—No
cualquiera entra por mi ventana… eso es de hábiles. —
Pasamos
varios segundos sin decir palabra hasta que quise averiguar más.
— ¿En
qué trabaja Lisa?
—Trabaja
para museos como rescatadora de joyas, pero es solo una careta para no levantar
sospechas — Dijo sin expresión — ¿Sabes? No somos cualquier banda de
ladronzuelos. Hacemos robos grandes a bancos y a museos con pinturas o cosas
realmente de valor. Se necesita de mucha logística. A veces nos tardamos meses
en planear el robo de algo en particular. — Soltó todo de prisa y supe a que me
dedicaría pronto.
— ¿Por
qué se irán a otro país? — Interrumpí.
—Nos
vamos — Me corrigió — Porque la policía sospecha de nosotros. No pienso dejarte
a la deriva. Como te dije te conozco bien y tengo la necesidad de protegerte.
— ¿Cómo
le haremos para salir de aquí? —Dije ignorando totalmente su comentario que me
dio una punzada en el estomago.
—Falsificación
de documentos por supuesto —Tenia una voz hermosa que me comenzaba a gustar.
— ¿Tienes
conocidos? —Espeté
—No, yo
me encargo de eso—Se quedo en silencio—
— ¿Por
qué estas en esto? —Quise saber
—Hace
años Mark y Lisa me rescataron de morir en un asalto vulgar, así empezaron
ellos, desde entonces trabajo para ellos — Quedo en silencio —Nunca me ha
gustado del todo hacer esto, pero solo hay una forma de salir de este círculo…—
Comprendí a que se refería. Pero entonces si yo entraba a su negocio me
atacaría a las consecuencias de salir muerta cuando ya no quisiera estar aquí.
Sin pedirme opinión ya estaba decidida mi participación —Yo no permitiré que
entres a esto, cuando lleguemos a América tú te irás y comenzaras una nueva
vida. Te lo prometo —
El sol
se asomo por la pequeña ventana de la habitación, ambos lo contemplamos. Para
mí no era el mismo amanecer, era algo nuevo, era como un despertar. Mi nueva
vida estaba a punto de comenzar, como si fuera a nacer.
—Es
hora de dormir… debes descansar —Dijo señalándome la cama. Yo asentí mientras
el salía por la puerta. Pronto me sumí en un sueño profundo sin pesadillas.
Durante
el resto del día pensé las últimas palabras de Diego. ¿Por qué me ayudaba? ¿Por
qué me protegía? Escuche ruidos haya afuera, era Diego batallando con su
motocicleta.
—Hola
¿Cómo te fue? — Salude a Diego desde el sillón donde descansaba.
—Bien.
Traje pizza para cenar, espero que no tarden o la devorare toda —El respondió mientras
cruzaba la puerta.
—Huele
bien — me estire para tomar una rebanada.
—Ya
tengo tus documentos. Así que estamos listos para irnos —Dijo con la boca
llena.
—Perfecto.
¿Cuándo nos vamos? —
—Mañana
— Respondió fríamente. No esperaba que tan pronto nos fuéramos. Llegaron Mark y
Lisa, distantes. Comenzaron a hacer maletas sin dirigirme una palabra. El
ambiente era demasiado denso yo solo quería encontrar la razón más estúpida
para salir de la sala y adentrarme a la que hoy en día era mi habitación. Cuando
por fin encontré la excusa, Lisa me detuvo con la mano.
—Debemos
hablar —Dijo mirándome a los ojos. Yo sentí pavor.
— ¿De
qué? —Dije esperando mi voz temblorosa, pero al contrario mi voz sonó mas firme
que nunca. Eso me gusto.
—No
pienses que vivir con nosotros es gratis, en cuanto lleguemos a América tú nos
ayudaras al negocio familiar. Se nota que eres inteligente así que ni pienses
en escapar, porque terminaras muerta. ¿Entendido? —Me amenazo mientras me
apuntaba con la punta del dedo.
—No
será así… —Respondí aun más con valor.
—Bueno
¡basta! No queremos peleas ¿Verdad? —Intervino Mark. Yo negué con la cabeza y
me dirigí a la recamara asignada.
—Te
quiero despierta a primera hora, no quiero que nos retrases —Me grito Lisa
mientras yo subía las escaleras. Estaba llena de coraje y tenía tantas ganas de
llorar que en cuanto cruce la puerta de la habitación mi llanto exploto. Me
enterré entre las sabanas y llore hasta quedarme totalmente dormida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario